Y me di cuenta de que, quizá, el lujo era otra cosa. Durante muchos años he ido de puntillas por la vida obviando todo lo que tenía a mi alcance, como si lo que habitaba a mi alrededor no tuviese importancia, no tuviese valor. Pero vaya si lo tiene. La tranquilidad de un domingo por la mañana, el primer café del día, el olor al gel de mi abuela.
El lujo era otra cosa
El lujo era otra cosa
El lujo era otra cosa
Y me di cuenta de que, quizá, el lujo era otra cosa. Durante muchos años he ido de puntillas por la vida obviando todo lo que tenía a mi alcance, como si lo que habitaba a mi alrededor no tuviese importancia, no tuviese valor. Pero vaya si lo tiene. La tranquilidad de un domingo por la mañana, el primer café del día, el olor al gel de mi abuela.